Siguiendo las propuestas del Plan Urbano de 1949, en la década de los ‘50 surgen las expansiones de los barrios de protección oficial y con ellos los edificios plurifamiliares, los nuevos centros de enseñanza e iglesias. El barrio comienza a tener una cierta autosuficiencia y a desligarse del concepto unitario de la ciudad.
En esta parada nos adentramos en el Barrio de San Pedro, un barrio que impresiona por la vibrante actividad asociativa y de participación ciudadana de sus vecinos, siendo su AA.VV. una de las primeras en crearse en la ciudad. Llamativa es la combinación que se produce en sus calles, con zonas de casitas bajas junto amplios bloques de viviendas. Su nombre viene dado en homenaje onomástico a la persona que se distinguió en su promoción.
La extensa y dinámica Torrenueva, con prolongación en Carretera de Vílchez hasta Cuatro Caminos por un lado, y la avenida de la Libertad por otro, ejercen de límites invisibles del barrio, antiguamente vigiladas por “el Guardia de la Porra” y hoy día por la estatua de Carnicerito de Úbeda… En estas vías encontraremos un elevado número tanto de comercios de venta como de servicios, junto a establecimientos de hostelería, míticos en la memoria local reciente.
La plaza Alcalde Pedro Sola, junto a la plaza Molino de Lázaro o de Santa Teresa, ejercen de puntos o enclaves emblemáticos del barrio así como zona de reunión y confluencia de sus vecinos. Lugares donde se desarrollan destacadas actividades religiosas en Semana Santa y de ocio en las tradicionales Fiestas del Barrio.
Un paseo por el barrio, permitirá descubrir parte de nuestra historia reciente y adquirir mayor conciencia acerca de la riqueza del patrimonio cultural que los barrios aportan y de su papel en la construcción de la identidad local.